Eva Torres
Educadora popular
Integrante de la Mesa transversal de géneros de la organización TERRITORIOS EN DESARROLLO
En septiembre pero en la década del `20 conquistamos los derechos civiles y ya nos convertimos en casi personas, en la década del `40 adquirimos los derechos políticos, por medio del cual podemos votar, en septiembre, también decretamos el día Latinoamericano de la imagen de la Mujer en los medios de comunicación, y logramos (aunque a medias) la patria potestad compartida. También el día internacional contra la explotación sexual, en septiembre celebramos a la educación popular, y también el mes de las juventudes que luchan y producen transformaciones revolucionarias, en septiembre siempre “florecen mil flores”.
Sin lugar a dudas, es el mes ideal, para que celebremos a las combativas. Esas que nos acompañan en la práctica feminista de la amplificación, que nunca falla y multiplica. Ellas que producen desde la palabra y la escritura nuevos sentidos, que interpelan lo establecido. Las que nos dan voz y visibilidad a todas, todos y todes, las que desde los más profundos rincones de las realidades injustas y oprimidas intentamos cuestionar, Deconstruir, desarmar y eliminar el patriarcado. Y volver a construir, reconstruir y afirmar nuevos y complejos vínculos, desde la amorosidad, desde la hermandad, desde la sororidad que nos permitirá sentar las bases firmes para tener una sociedad justa, equitativa, igualitaria y libre, para la emancipación política de nuestros cuerpos, nuestras vidas y nuestras decisiones.
Sin dudas los desafíos colectivos son enormes, pero hemos aprendido. El patriarcado, se sostiene con relaciones y vínculos desiguales, el patriarcado SON las relaciones de opresión, y mirando en retrospectiva, ahora que estamos juntas y ahora que si nos ven, el movimiento feminista que está más que nunca en movimiento y teje nuevos y amorosos vínculos en un proceso de “enseñaje” (enseñanza y aprendizaje) permanente, hace temblar la estantería patriarcal que se derrumba en cada juntada, en cada abrazo, en la calle, en cada plaza, en cada lucha. Y ahí están ellas las combativas para contarlo, para dejarlo impregnado en la historia. Con ellas somos historia, somos hijas de las que nos precedieron y madres de las que vendrán. ¡LARGA VIDA A LAS COMBATIVAS!